Que tal sí...

Que tal si empieza a aceptar que hace parte de una raza perversa, en la cual nos matamos los unos a los otros por creencias, posesiones o poder y que si no lo hacemos literal lo hacemos virtualmente con nuestra lengua o con nuestro silencio, que tenemos precios tan altos y a veces tan irrisorios que damos risa en perspectiva.

Que tal si para empezar a limpiarse uno acepta que esta sucio muy sucio, que es pecador a diario y a diario trata de compensarlo con acciones de bondad, con una limosna, con las rodillas, los dientes o los huesos.

Que tal si empieza a aceptar que mataría por sus hijos sin tener en cuenta que a quien mataría es también un hijo de alguien.

Que tal si empieza a aceptar que cada vez que usted "gana" alguien pierde y aplica en todo sentido.

Que tal si se desnuda, se desmaquilla en la noche y no se vuelve a maquillar, si le explica a sus amores lo infinitamente imperfecto que es, si regala sus cadenas al cielo y lanza sus vergüenzas al suelo.

Que tal si para enamorar grita que a veces no ha sido de fiar, que ha sido derrotado, que puede no ser un buen partido, que no es superman.

Que tal si toca la carne humana, besa los errores, abraza el brillo de los ojos perversos y se come la soberbia de su corazón a besos.

Que tal si cierra los ojos y la boca, si abre en su vida el entendimiento que por naturaleza es inmensamente imperfecto, que todos lo son, que sus hijos lo son, que su familia lo es, que sus amigos y pareja también, que tal si se deja de defender, que tal si olvida sus pecados y se entrega con absoluta confianza a un nuevo amanecer.

Hansel.